– Estar ciega (de amor, por ejemplo) y poder sentir el agua, a veces fría, otras caliente, en todos los poros de tu cuerpo durante el tiempo que necesites.

– Tener un par de horas al día para ti sola, para hacer lo que quieras, leer lo que te da la gana o escribir lo que te apetezca.

– Disfrutar de volver a ser una sirena y de lo gratificante que es hacer progresivamente 3, 5 o 7 largos tranquilamente.

Mis piernas encima de la hamaca con el MacBook

– Descubrir el valor de la hamaca del que todo el mundo habla en las redes. Gracias a ello, revelarse tu futuro próximo y el camino que debes andar para alcanzarlo.

– Pasar experiencias gratificantes con un miembro de tu familia (o varios) al que quieres y aprender el valor del trabajo.

– Estar cerca y lejos de ciertos lugares.

Puedes ver cómo es vivir en un pueblo para mí aquí:

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